ACADEMIA DE FISIOTERAPIA DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

Leídos el 21 de mayo de 2025

VALENCIA

Ilustrísimos miembros de la Academia, autoridades, colegas, amigos:

Permitidme una discreta introducción personal…

Laudatio es una palabra que la Real Academia Española define como “discurso que se pronuncia en elogio de una persona en un acto solemne”. Pero para mí, tener el privilegio de hablar hoy sobre Manuel Agustín Valls Barberá es muchísimo más que eso. Porque mencionar su nombre, decir simplemente Manolo Valls, como todos lo conocemos, significa —para muchísimas personas y para infinidad de fisioterapeutas— mucho, muchísimo.

No puedo evitar, totalmente embargado por la emoción, compartir con vosotros, aunque sea brevemente, algunos recuerdos personales sobre mi amigo Manolo Valls.

Manolo inició su andadura sanitaria como Ayudante Técnico Sanitario (ATS), titulación que completó en 1966, un año antes de que yo comenzara, en 1967. Inmediatamente curso la Diplomatura de Ayudante Técnico Sanitario de Empresa, en la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, yo seguí su camino. Poco después, cursó la especialidad de Fisioterapia, finalizándola en 1970, justo cuando yo mismo también comenzaba esa carrera. Manolo, por tanto, forma parte de la generación fundadora de la fisioterapia moderna en España, cuando la disciplina apenas comenzaba a luchar por su identidad académica y profesional.

Fue uno de los ocho «Practicantes» masculinos —así se nos llamaba entonces a quienes hoy son enfermeros— que formaban parte del personal de la Ciudad Sanitaria de la Seguridad Social La Fe de Valencia. Yo mismo fui, probablemente, el noveno, tras obtener mi plaza por oposición en 1971 (porque en esas fechas coexistían los nombramientos de ATS y de Practicantes).

Ya entonces, Manolo era ampliamente reconocido por su calidad humana y profesional.

En 1975 se incorporó como fisioterapeuta al Hospital de Rehabilitación, en el Departamento dirigido por el Profesor Forner Valero, donde yo ya ejercía. Desde ese momento, consolidamos una amistad profunda e inquebrantable. Permítanme una pequeña anécdota personal, símbolo de esa cercanía: “su mascota, su perro era hijo de mascota, mi perra”. Con nuestro entrañable amigo común, Pepe Meliá, ya fallecido, compartimos vida, profesión y muchas, muchísimas horas de fisioterapia.

Pero hoy no es momento para “batallitas”, sino para algo más grande: el reconocimiento académico y humano a toda una vida ejemplar.


Laudatio al Profesor Manuel Agustín Valls Barberá
Nombramiento como Académico de Honor de la Academia de Fisioterapia de la Comunidad Valenciana

Nos congregamos hoy en este acto solemne para rendir homenaje a una figura cuya trayectoria ha marcado de forma indeleble el desarrollo de la fisioterapia en España. El motivo es la entrega del título de Académico de Honor de esta Academia, la primera constituida en nuestro país.

Desde su incorporación en 1974 al Departamento de Rehabilitación del Hospital La Fe, el profesor Valls desplegó una carrera ejemplar, en la que fue ampliando sus conocimientos en múltiples campos de la fisioterapia. Brilló en todos ellos, pero encontró su verdadera vocación en la rehabilitación neurológica, en especial en la atención a pacientes con hemiplejias causadas por daño cerebral.

Durante más de 35 años, Manolo se dedicó con pasión, rigor y ética a mejorar la vida de sus pacientes. Y puedo dar fe del cariño, la gratitud y el respeto que todos ellos le profesaban.

Su vocación docente, igualmente intensa, lo llevó a formar parte del cuerpo académico de la Universidad de Valencia durante más de 25 años. Fue el primer fisioterapeuta español en acceder a una plaza como Profesor Titular de Escuela Universitaria, abriendo camino a toda una generación de fisioterapeutas para formar parte de pleno derecho del ámbito universitario.

Además, fue el primer Director del Departamento de Fisioterapia de la Universidad de Valencia, Vicedirector de la Escuela Universitaria de Fisioterapia, y ha sido distinguido como Colegiado de Honor por el Ilustre Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana. Ha participado también como profesor en numerosos cursos de postgrado, másteres, seminarios y congresos.

Gracias a su impulso, la Universidad de Valencia llegó a contar con uno de los departamentos universitarios de fisioterapia más sólidos y numerosos de toda España.

Pero más allá de sus cargos, su legado más profundo está en haber sido un pionero de la fisioterapia neurológica en nuestro país. Su obra más reciente —prologada por el profesor Ramón Fernández, expresidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas— es una verdadera síntesis de conocimiento clínico, reflexión teórica y visión humanista. En ella revisa críticamente los principales métodos de intervención en pacientes con disfunción motora por ictus, desde una perspectiva biopsicosocial, centrada en el paciente y basada en la evidencia.

Con lenguaje claro, apoyado en esquemas, imágenes y escalas de valoración, el profesor Valls no solo revisa la historia de los modelos terapéuticos, sino que construye un cuerpo de pensamiento propio, fruto de décadas de experiencia clínica.

Su enfoque integra los avances en neurociencia con la atención a los factores psicoemocionales y sociales del proceso rehabilitador. Su empatía con los pacientes brillaba en cada sesión. Nos recuerda, con su ejemplo, que el conocimiento sin compasión es insuficiente, y que la verdadera excelencia profesional nace de la fusión entre ciencia y conciencia.


Queridas y queridos colegas, hoy no celebramos solo a un académico, ni a un clínico, ni siquiera a un gran docente. Celebramos a un referente humano, a un mentor, a un experto en unir criterios, a alguien que ha contribuido de manera decisiva a la madurez, autonomía y reconocimiento pleno de la fisioterapia como disciplina académica y como profesión sanitaria esencial.

Por todo ello, y con inmensa admiración, esta Academia lo recibe hoy como uno de los suyos.

Que este nombramiento como Académico de Honor sea, más que un gesto institucional, un acto de memoria, de gratitud y de justicia.

Gracias, profesor Valls. Gracias, Manolo. Gracias, por tanto.